Color Stories con Enric Pastor
Enric Pastor es periodista y divulgador especializado en interiorismo, diseño y arquitectura. Su trabajo consiste en investigar y analizar las tendencias del diseño actual y del color, traduciéndolas en propuestas editoriales. Conversamos con él sobre las interpretaciones que existen del color, y cómo el color en sí, tiene una relación directa con la luz natural y artificial.
¿Qué representa el color para ti?
COLOR DONDE TU QUIERAS
El color para mí es esa emoción. El color es un estado de ánimo, y es algo muy curioso porque es un tema fascinante, y cuanto más lo investigo y más conozco, me doy cuenta de que no sé, es algo tan, tan subjetivo que es capaz de cambiar según la forma del objeto que observes, según el momento del día. Y sobre todo, me gusta mucho ver cómo nos condiciona culturalmente, muchas veces asociamos a determinados colores, determinadas situaciones o conceptos que van cambiando según la cultura.
Me gusta mucho observar cómo cambia con las condiciones de luz natural. La verdad es que tiene mil matices y no es el mismo color para cualquier persona. De hecho, hay muchas veces que un mismo color lo percibimos de una manera distinta y lo asociamos a distintos conceptos. Me gusta sobre todo la luz del amanecer, porque creo que es cuando todo cobra un color un poco más pastel, no hay tantos contrastes y todo se difumina un poco más. Me gusta esa coherencia que tiene la luz del amanecer.
¿Qué importancia tiene el color durante tu proceso editorial?
El color en el proceso editorial ayuda muchísimo, ayuda a narrar, ayuda a acentuar, a crear ritmo e incluso te puede ayudar a camuflar algo que realmente no termina de estar perfecto. A mí me gusta mucho el concepto que acuñó Jasper Morrison, cuando hablaba de polución visual y decía que habían determinados diseños o elementos que no deberían producirse o fabricarse en colores determinados, porque aportaban mucho ruido y mucho laberinto.
Por lo que respecta al tema editorial, como decía, te ayuda a crear ritmo y a asociar conceptos. Por ejemplo, si ves una publicación hecha únicamente en tinta negra y roja, lo podrías asociar a la crónica negra o a la crónica de sucesos. Dependiendo de qué color utilices, se puede acentuar e incluso llegar a completar una historia o prepararte para una atmósfera determinada.
¿Cuándo sabes que una paleta de color funciona en un proyecto?
Sé que una paleta funciona cuando el ojo es capaz de recorrer toda la combinación o todo el espectro de colores que has creado y no se cansa, lo percibe de una manera armónica y a un primer golpe de vista no hay nada que destaque. Aunque a veces, creo que también una paleta perfecta debe romperse. Debe empezar por un tono neutro y luego hay que meterle acentos porque como decía, el color crea movimiento y los colores cálidos tienden a avanzar, mientras que los colores fríos retroceden. Y por esto, te da sensación de volumen y de que puedes crear mucho ritmo y mucho movimiento en una decoración o en una publicación editorial a través del color.
Aunque estemos atados a ciertas paletas, crees que la percepción ante el uso de colores más atrevidos está cambiando?
Yo creo que sí. Creo que en España cada vez más los interioristas, los diseñadores, los creativos se están atreviendo con otro tipo de colores. Tradicionalmente, se asocia al uso del color. Somos conocidos por ser más atrevidos y más valientes a la hora de mezclar y combinar. Y creo que eso se está extendiendo en general al público, a la gente que ahora mismo está montando sus casas o eligiendo piezas de mobiliario concretas, se están atreviendo cada vez más con el color.
Y a la hora de generar contenidos, ¿En qué te inspiras?
Yo creo que un periodista lo que debe hacer es observar muy bien el mundo, darse cuenta de qué está pasando, de qué le preocupa a la gente, de qué habla la gente. Incluso, algo muy sencillo que es pensar qué te apetecería contarle a un amigo o qué conversación te gustaría tener al día siguiente en la terraza de un bar. Entonces, partiendo de ahí, creo que la labor del periodista es transformar esas corrientes o esas tendencias que captas en el público, y transformarlas en contenidos.
¿Qué referentes admiras por su uso del color?
Hay muchísimos. Creo que el primer referente que tendría de color sería Monet, que pintó obsesivamente los nenúfares y los distintos momentos de luz del día. Y la verdad, es que me fascina ese estudio. También me interesa mucho Mondrian, que se auto impuso no usar nunca el verde en sus obras porque no es un color primario y de hecho, también lo tenía prohibido en su casa, tan sólo iba de rojo, amarillo y azul.
Y si hablamos de algo también visual, en el cine hay muchísimos referentes. Por ejemplo, hablábamos de Mondrian, que no usaba el verde, pero Hitchcock, por otro lado, sí que fue un maestro del verde y sobre todo del azul. Casi todas sus películas tenían ese acento. Y si hablamos de España, Almodóvar y su uso del rojo, que puede ir de rojo sangre al coral. Al final era este acento lo que terminaba de darle sentido a muchas de sus escenas. Por ejemplo, una mujer en las películas de Almodóvar cuando es de noche, siempre va vestida de rojo, que al final es el punto que te destaca más. Es fantástico cómo funciona el rojo.
¿Cómo traduces el color en tu vida personal?
A mí me fascinan los colores, me gusta mucho descubrirlos y ver los matices. Pero si se trata de mi vida personal, te diría que sigo un poco una dieta cromática.
Y dentro de esta dieta, ¿Tienes alguna afinidad por una paleta de colores o un color en específico en estos momentos?
Por ejemplo, me gusta mucho el gris. De hecho, mi casa es de ese color. El gris para mí es un color muy neutro, un pelín menos emocional. Como en mi casa hay muchísima luz, pues es el color perfecto para apreciar los matices. Si lo hubiera pintado de blanco sería como tener un gran agujero de luz que no contaría nada. A partir de ahí, me encanta el gris, pero me gusta mucho combinarlo con colores fuertes como el azul o el amarillo.
¿De qué manera se abordan los contenidos del color desde las editoriales?
Hay muchos contenidos periodísticos sobre el color, desde cuestiones más prácticas de intentar entender cuál es la sensibilidad del color, o qué te puede transmitir el color en una determinada decoración. Se abordan editoriales que pueden empezar por la interpretación, y qué sentimientos puede transmitir el color en una decoración. Y por otro lado, esos contenidos -que tanto nos gustan a los periodistas-, intentan ver cuáles serán los colores que van a funcionar o que serán tendencia en un determinado momento.
¿Cuáles son las tendencias de color tenemos actualmente?
La realidad es que estamos en un momento en el que estamos viviendo un poco más volcados en nosotros mismos y que hemos mirado a la casa como refugio, como bienestar, así que creo que los colores que más pueden reflejar este momento, aparte de los neutros, son los colores que tienen que ver con el cuerpo humano y con la naturalidad.
Desde el rosa de la piel, los marrones claros, los beige, incluso el amarillo muy claro que es un color como manteca, que creo que puede dar muchísimo optimismo y muchísimo bienestar en un interior.
¿Algún tendencia por la que te inclines más?
Creo que las tendencias en color vienen un poco más por el contraste. A mí siempre me ha atraído muchísimo el resultado de mezclar colores como los marrones, muy oscuros, con tonos que tengan muchísima más luz como en el azul celeste o incluso en naranja.
¿Nos podrías contar sobre el concepto que hay detrás de tu serie ‘Viejos pero modernos portales’?
‘Viejos, pero modernos portales’ es una serie que comencé en Instagram en 2012, en la que documento portales o entradas de edificios. La mayoría realizados entre los años 20 y los 80, que fue una época donde los arquitectos colaboraban muy de cerca con los artistas, incluso eran los propios arquitectos los que creaban piezas de arte para estos portales, ya sean frescos, murales cerámicos o esculturas en hierro. En esta serie trato de devolver un poco a la actualidad todo aquel movimiento, y creo que puede servir de inspiración para proyectos de interiorismo o también, para quien quiera disfrutar del placer de una imagen que está en los portales y que no nos damos cuenta. Pero al final, es un patrimonio que forma parte de nuestra cultura.
¿Y pasa lo mismo con el color?
Sí, totalmente. De hecho, se pueden hacer muchísimas relecturas de proyectos históricos y extraer sus colores y devolverlos a la actualidad.
¿Crees que aún nos quedan formas de experimentar el color?
Hoy en día suceden cosas como que por ejemplo la tecnología nos está haciendo cambiar nuestra percepción del color. No sé si te has fijado que a veces al entrar en una tienda de electrónica ves las pantallas y los televisores y, ninguno tiene el mismo color aunque estén emitiendo lo mismo. Yo creo que esto conlleva que sea mucho más complicado y mucho más subjetiva la percepción del color, porque ni todos lo vemos igual, ni lo vemos a través de la misma pantalla o de la misma tecnología. Sin embargo, creo que eso es un reto muy interesante del futuro.
¿Cuál crees que es la relación entre el color y la luz?
Una de las maneras con las que vamos a aprender a experimentar con colores, es con la luz artificial, la luz de las lámparas. Yo creo que es un reto en España aprender a iluminar una casa. Yo creo que debe ser consciente tanto de cómo se percibe ese color con la luz natural y cómo cambia luego a través de las lámparas o de los usos que quieras darle. Y ahí en el espectro, es amplísimo.
Si vives en una zona con una luz que llega más del norte, puedes jugar con las luces cálidas y frías. Incluso, puedes aprender a integrar esa iluminación artificial e intensidad de una lámpara con la luz natural. Puedes tener una casa con una luz determinada e incluso puedes jugar a tener lámparas en determinados lugares de la casa que ayudan a que esa luz natural sea todavía más intensa y se aproveche mejor.